Vivo en una agonía prolongada por el tiempo.
Al final de cada crepúsculo veo como se
tumba de
blanco y negro, dolor y sinsabor al hermoso Faisán Dorado color tarde
cielo.
Aquel ave que esculpía mis mayores inspiraciones,
al que ávida oteaba desde la
cumbre más alta y postergada de mi pueblo...
Aquel ave ha muerto.
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