“Él, como el sol de la mañana resplandeció al margen de mi lecho,
anoche
tras vigilar mi sueño e inmune a las ganas de amar,
velo cada uno de mis dolores por
su perdida, vigiló sigilosamente cada parte de mi ser,
sin hallarme riesgo a
desfallecer.
Como si jamás hubiese huido, como si no se hallase herido.
He
visto su despertar otra vez, centellante y abrumador se fue otra vez.
¡Oh!
terrible sensación catatónica para una mañana con luz que no se ve".
No hay comentarios:
Publicar un comentario